Entumecida la luz que me alumbra. No sé qué
día es, ni deseo presagiar la hora. No me importa. Para qué los números, si la
operación de las pupilas cardenales da al frío. Entre un minuto y otro hay una
fuga de niños mudos que se asfixian en el intento de ponerse el poema entre los
labios. Corre viento. Abajo las naranjas se estrangulan. La implosión arde
Noelia, como cuando el verde oscuro de tus manos declaró que el futuro es una
idea irrepetible. Y lloro, y un océano me maldice la infección. ¿Qué haré con este exceso de noche si Mi Adorada no tala el abismo convulso?. Todo nos cuesta
sangre. ¿No basta con masturbar los molinos?. No. No basta con confundirle los
colores al vacío. Cuando vaya a Buenos Aires te llevo el vestido precioso, para
que el amante no te olvide, pero escribí, no dejes de escribir, porque nadie
hará nada por nosotras. Estamos solas en el pronombre animal del destino.
*
Silence.
Se ama como se ama lo nocturno. Hoy descubrí
que las mujeres como nosotras tenemos el corazón en el sexo, por eso la fruta
por dentro se ve tan roja, como si asomara un ojo demente. Somos el desagüe de
lo que estalla, animal, y entonces ahí vamos metiendo la cuchara del postre:
hombre, mujer, ginebra, muerte. Todo dentro del músculo generador de
corazoncitos que después leemos en los fanzines.
Tu Adorada es una viuda emplumada. Una hija
histérica de la preciosidad. Y vos, una criminal absuelta temblando de horror
porque la belleza te dejó rota, llena de entrañas esparcidas. A toda hora se
ama lo nocturno. Te lo dije, Lucía.
Por ejemplo, Mi Querido es un perro del
infierno. Y yo lo amo como se ama cuando se precipitan las bocas y la lengua es
una cosa oblicua que estrangula, casi azul, casi siempre, vértigo esclavo,
esperanza y tonalidades ,y resucitamos para matarnos en distintas técnicas. Te
explico: no es doloroso y a la vez, sí. Porque el amor es una idea irrepetible.
Porque el amor es el lugar de la mirada
fija. Lo perdido fijándose en la mirada. Ahí, acá. ¿Lo ves?
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